#VonBeauty: Beautify Me!
Cuando se trata de hacer cosas para embellecerme debo de confesar que lo he hecho casi todo. Inconforme por naturaleza siempre estoy buscando qué puedo hacer para verme mejor, qué debo intentar para sentirme más conforme, sentirme más segura, más guapa, más cool y todo lo que se quieran imaginar de una adicta a la belleza. Aunque creo que con los años me he vuelto más práctica y más objetiva, ya entendí casi a golpes que hay cosas que no puedo cambiar y que hay otras que definitivamente sí puedo mejorar.
Por ejemplo, querer ser 4 tallas debajo de mi peso, es realmente como querer cambiar mí número de zapato. Ya entendí que genéticamente estamos predispuestas a que nuestro cuerpo se establezca en cierto peso y con ese peso el cuerpo se sienta cómodo. No volverme un sube y baja que a la larga sólo causa un daño terrible a mi organismo, así que a las dietas veganas, paleo, dairy free, de contar calorías, del nopal o de la luna llena (porque las he hecho TODAS) les tengo que decir ¡ciao! (y no de “hola” sino de “adiós”). Es difícil poder aceptarlo porque quiero modificar mi cuerpo desde que tengo uso de razón, pero en esas estoy.
Por otra parte, ya entendí que mis ojos son de cierto tamaño, no van a ser más grandes por más Botox que me inyecte, aunque sí puedo hacer la ilusión de tenerlos más abiertos.
Por ejemplo, hace un par de años me volví adicta a las extensiones de pestañas y no les puedo ni empezar a decir lo tanto que las amaba. Ahora, es un sacrificio al que me tuve que comprometer porque son de mucho mantenimiento. Primero, tardas un par de horas en que te las pongan por primera vez (¡y con mi ansiedad no podía con el sufrimiento de tener el ojo cerrado con pegamento por dos horas!). Cuando te las ponen no puedes hacer ejercicio que te haga sudar por dos días ni mojártelas cuando te lavas la cara o te bañas, tienes que ir cada dos semanas aproximadamente a que te las retoquen y también se tardan un poco. Por último, cuando decides quitártelas te sientes xoloescuincle, LITERAL.
También obviamente un tipo de maquillaje que haga la ilusión de los ojos más grandes como un lindo cat-eye o si de plano la mano te tiembla cual maraquero una buena dosis de mascara hará el truco y las cejas bien arregladitas para que el párpado se vea con más espacio. Plis que no te las dejen como chola, ya no se usa (aunque seguro como beauty junkie ya lo sabes).
Eso lleva a mi segunda y mejor experiencia: el microblading. Es cómo hacértelas con tatuaje, pero las hacen con una navaja, duele un poco, pero esto 100% vale el sacrificio. Se me ven bien pobladas y con una forma increíble, me cambia la cara completamente y estoy segura que a ti también.
Después viene el tono de mi piel, soy transparente y no puedo, así de no poder, salir de mi casa en falda sin traer un poco de auto bronceador. Pero eso ya lo estoy empezando a cambiar poco a poco, aunque me cueste. Lo mismo en todo el cuerpo, no pasa un fin de semana que me vaya a la playa sin ir al salón a broncearme con pintura. Este último lo recomiendo muchísimo si vas sólo tres o cuatro días porque luego te despintas por partes y se ve medio raro. También lo recomiendo si lo que quieres es cuidarte del sol, así te ves “tanneadita” divina sin nada de exponer la piel.
Finalmente el Botox, el cual también recomiendo profundamente si te empiezan a salir arrugas en ciertas partes de la piel. A mí me salen cañón en la frente y en los costados de los ojos, (ni modo soy súper expresiva de la cara). Eso sí, hay que ser igual de constantes porque la piel empieza a perder su elasticidad y cada vez se te empiezan a marcar más.
Mi punto con esta columna es hablarles de mi experiencia, y motivarlas a que ustedes también traten diversos trucos, pero sin cambiar radicalmente, los cambios deben ser sutiles para que sigas siendo tú y no una muñequita de plástico irreconocible.
¿Cuáles son tus trucos de belleza favoritos? ¡Plis comparte!
– Dani (@dvonwobeser)
Imagen destacada: Lancôme
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