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#RUNPAOLARUN: LET IT GO!

Foto del escritor: Rodrigo Ortiz FernandezRodrigo Ortiz Fernandez

Por: Paola Cuella Atilano @ThePCuellar

El domingo pasado corrí el 15K de Gatorade (G15), que, para mi gusto, es la mejor carrera de #CDMX (no lo supero…. AMO decir #CDMX), y no sólo porque está demasiado bien organizada, tiene muchos detalles durante la carrera (desde el paquete hasta cruzar la meta) si no porque también tiene una ruta espectacular con el nivel perfecto de exigencia. En el kilómetro 13 te hacen subir al Castillo de Chapultepec. Para quienes corremos ahí regularmente saben que esa subida no tiene madre (excuse my French), pero cuando llegas te sientes toda poderosa y como todo lo que sube tiene que bajar, en la bajada te dejas ir como gorda en tobogán y vuelves a recuperar la respiración.


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Pero lo que quiero platicar es que esta carrera en particular fue muy diferente al resto por que la corrí como Frozen (#LibreSoy) y no saben cómo la disfrute (y hasta buen tiempo hice). Cuando vas a una carrera (y no me digan que soy la única loca intensa maniaca obsesiva compulsiva porque no les creo nada) el día anterior dejas todo preparado: ropa, calcetines, número, geles si son necesarios, tenis, amuletos, mega playlist matona con los éxitos del momento, reloj, audífonos, llaves. Pues dio la casualidad de que justo este fin de semana estuve haciendo mudanza y, además del dolor de espalda y rodillas por andar cargando cosas desde el viernes, no sabía dónde estaba NADA. Me dormí la noche anterior sin dejar nada listo (era un bulto para las 9pm y no quería ni averiguar donde estaban las cosas) y el domingo, día de la carrera, me salí de mi casa con mi agua de coco, mi celular y mis audífonos, sin llaves de mi casa (no tengo copia aún), pero eso sí, logre encontrar un outfit muy combinado (¿antes muerta que sencilla?). Me quedé de ver en la fuente de Tlaloc, la cual no sabía dónde estaba y ahora soy un poco más culta (para los que no saben es justo enfrente del museo de Antropología), con parte de mis adoradas Shankhas (ósea dos de ellas: Karina y Lore), que a pesar de considérame la oveja negra de la familia por que no he tenido tiempo de ir a entrenar me siguen queriendo igual que cuando era una persona responsable (¿apoco no?), y al llegar me dice Kari: “me vas a tener que platicar mucho porque se me olvidaron mis audífonos”. Pues no era broma. Ni tuve que prender mi música, ni ponerme los audífonos porque LITERAL platicamos 13 de 15 kilómetros (para quienes conocen a Kari saben que esto es 100% posible). ¿Y saben que? Ni cheque cuantos kilómetros llevaba ni a qué ritmo iba. Disfrute muchísimo la carrera, los 15kms se me pasaron volando, me enteré de un par de chismes corredores (acuérdense que siempre les digo que esto es como una secta) y conocí un poco mejor a una persona súper interesante, aunque ella también me sacó toda la sopa (psicóloga frustrada seguramente).


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Así que mis queridas beauties, el consejo de hoy es #LetitGo. No todo tiene que estar súper planeado y organizado (y eso que, viniendo de mí, son FUERTES DECLARACIONES). Hay veces que con tan sólo ponerte los tenis (y ropa, no queremos espectáculos ahí afuera) y salir a correr sin planear hasta cada detalle es una experiencia súper enriquecedora y nunca sabes lo que vas a poder sacar de ese día…. Más si vas con gente tan divertida! Las quiero Kari y Lore!


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PS: Por favor, si no tienen quien les abra la puerta cuando lleguen de correr, también lleven sus llaves. #sinexagerar

Créditos: Imágenes: cortesía Paola Cuellar 

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