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Dan Ganas De Bajarse

Foto del escritor: Hildelisa BeltránHildelisa Beltrán

Vía: Pinterest


Pocas como el rollo de papel de baño puesto al revés. O la gente que habla con la boca llena, casi peor que decir “aesthethic”. La señorita de Volaris, con cola de caballo y muchísimo gel, que te dice por tercera vez que si haces el check in en línea no te van a cobrar y la de Telcel que te llama sin permiso.

Cómo hay cosas que ponen loca.

El mal diseño: una banca en el aeropuerto donde no hay cómo poner el vaso de Starbucks mientras ajustas la maleta o mandas un mensaje, que te digan en el banco que es “básicamente por cuestiones de seguridad” (¿accesorio, secundario?), la gente que usa ropa que le aprieta, un pago no autorizado por la tarjeta, una calle sin numeración, los edificios inteligentes.


He llegado hasta a llorar (sin que se note) por culpa de la gente que piensa en voz alta y fantaseo muchas veces con el completo y definitivo aislamiento cuando alguien argumenta, lo que sea, a favor de Trump.


La violencia de las personas cuando manejan, el mesero que intenta verte la cara. El novio que te ve las nalgas frente a la novia a quien le dice “princesa”. Pensar que es cool una bolsa llena de logotipos. El falso me too, la falta de autocrítica, la ceguera selectiva.


Es un hecho que las personas somos insoportables en gran parte del concepto de ser personas.

Existen algunos chispazos y momentos acertados, pero si se piensa bien, hay mucho por editar.

El merecedor y la merecedora, los clientes que no pagan, la fobia al trabajo bien hecho. Los papás que les dicen “campeón” a sus “gordos”. Los lobbys con aromatizante de canela, la celulitis y las mentiras evidentes.


Los “amix” ¿amigo/a que te entretiene porque no soportas tu vida pero que no saludarías un domingo sobrio?, ¿alguien de quien tendrías su celular solo para pedirle un favor?

Las opiniones no pedidas. El término “woke” (hay que ver a Jane Fonda antes de usarlo con aires de sabiduría contemporánea), pensar que tu perro tiene derecho a ladrar toda la noche y tu gato a maullar porque animal lovers.

Hay días que pasan imágenes por mi mente que generarían cicatrices emocionales irremediables en mis hijos. 

Confieso.

Los papás que les enseñan a sus hijos cómo “levantar” (lo mismo “vieja” que pesas) en el Baby durante el Abierto de Tenis de Acapulco. Un texto sin acentos. El fanatismo. La fiebre por los suplementos. Los Golden Goose. Los niños mal educados. La homofobia. La idiotez. La esposa cornuda decorando casas y organizando viajes.


La inventades, la pretensión. La falsa moral.

El merengue que sabe a huevo, un suéter con bolitas, las sábanas que raspan.

Dan ganas, a veces, de bajase del mundo.

Lo bueno es poderlo decir, agarrar para el otro lado, echar unas muy buenas y sonoras risas y seguir.

Ah, sí. La gente que cree que puede cambiar el mundo. Esa es especialmente irritante.

María De La Mora


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