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  • Foto del escritorRodrigo Ortiz Fernandez

#VonBeauty: Víctima De La Mercadotecnia ¿Yo?

Vas al súper, a un Sephora o a una de esas farmacias equipadas con todo tipo de cosméticos y detenidamente buscas (y te llevas) sólo esa mascara que ya se te terminó y que tanto necesitas. ¿A quién le suena más que falsa esta última declaración? Seamos honestas. Porque por lo menos sé que yo soy la típica que va en búsqueda de un bloqueador que ya me acabé y termino con un lipstick color marrón (en mi vida lo he usado), un iluminador un tono más bajo que el nuevo que ya tengo, un bronzer ligeramente más pigmentado que los nueve que guardo en mi cajón, una deuda en mi tarjeta y un sinfín de productos, que si soy completamente transparente jamás vuelvo a tocar.

No me juzguen, no es que sea una desperdiciada ni mucho menos, pero cuando se trata de cosméticos y productos de belleza simplemente me considero una adicta. Si usáramos una metáfora para explicar biológicamente lo que pasa en mi cuerpo al entrar a una de estas tiendas, diría que es como para una niña de cinco años ir por primera vez a Disney con la ilusión de conocer a todas sus princesas favoritas y si es suertuda hasta comprarse el outfit de Elsa. No estoy exagerando al decirles que cuando me pongo en modo #BeautyJunkie mis sensaciones corporales cambian, me transformo y ese momento no entro en razón y mi sentido de lógica se va disparado por las puertas de la entrada. Cuando se trata de que tu cara se vea más linda, tus pestañas más rizadas, tu boca más definida, tu piel más radiante, tus ojeras cubiertas y tu cara más limpia que cuando naciste (bueno después del show, #lol), nunca hay suficientes productos para hacerlo todo mejor. No sólo eso, sino que soy una persona completamente visual, así que cuando estoy frente a botecitos rosas con tapa de glitter y con un nombre súper original, simplemente lo tengo que tener.

La industria de la belleza se ha convertido en el reinado de la mercadotecnia por excelencia. Y así es exactamente como debe de ser. La tecnología ha rebasado cualquier barrera para hacer magníficos productos y la competencia es gruesa, así que simplemente les queda encontrar a los mejores mercadólogos que el planeta conozca para vender mejor sus productos que aquellos de la competencia. Sin embargo, no podemos vivir en Disney ni volvernos unas adictas desenfrenadas que todo lo quieren y que vez con vez vuelven a su rutina de belleza con los mismos productos de siempre. Que tampoco ese último escenario me parece el mejor. En esta ocasión yo sugiero el balance así que les dejaré mis siguientes reglas para comprar:

  1. Conocer los productos que van mejor con tu cara, cutis, pelo y seguir consumiéndolos de manera regular.

  2. Dar espacio a la creatividad y a la experimentación, una vez al mes pueden escoger un producto a tratar (y en serio probar) para ver si es un “keeper” o lo dejas ir con los demás que no has usado por un tiempo. Acuérdense, ¡los productos caducan!

  3. Y finalmente educarse a través de los expertos de belleza para informarse de los beneficios de cada producto y ser selectivas en qué saben que les podría funcionar y qué de plano no es para ustedes.

De esta manera se dan un espacio para jugar con el maquillaje, usar nuevas tendencias, buscar productos con más tecnología que los que usabas y así ser la Beauty Queen que sé que eres. Así que no seamos víctimas de nuestros impulsos y confiemos en que la educación es la base para comprar cualquier producto nuevo. ¡Nos vemos en un mes beauties!

Dani

Imagen destacada: Popsugar

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