Rodrigo Ortiz Fernandez
#RunPaolaRun: El Número 10
El número diez representa plenitud, precisión, virtuosismo. En una palabra: perfección. Y si, así fue mi maratón #10. Quería que este año se cumplieran los 10 maratones por lo que hice el maratón de CDMX para compensar el año que no corrí un maratón desde que empecé a correr hace 10 años. Y qué mejor que hacerlo donde había hecho mi primer maratón, Chicago.
A mediados del año tomé la decisión de dejar el crew con el que estaba corriendo por que sabía que no tendría suficiente tiempo de entrenar y no quería sentir la presión y solamente quería correr y disfrutar y dejar las preocupaciones y compromisos para los otros pilares de mi vida. En el app de NRC baje un entrenamiento para llegar a Octubre 7 preparada. Hubo semanas muy buenas en las que cumplía el entrenamiento y otras en las que por viajes o simplemente por otras razones no lograba completar la carga de kilómetros de la semana. Pero en ningún momento deje que me estresara porque esa era la idea que traía en mi mente de lo que quería que fuera este maratón, el maratón en el que el entrenamiento sería un escape de disfrute y felicidad (oigan ya hay suficiente stress en esta vida para incluirle uno más).
Antes de irme al maratón, cuando alguien me preguntaba por que tiempo iba yo siempre decía que por unos 4:10-4:15 sabiendo que no había sido mi mejor año de entrenamiento, muchos viajes, semanas pesadas de trabajo y para no romper la costumbre la maldita tendinitis que siempre me sale en la pata de ganso (AMO que se llama pata de ganso y tengo que decirlo cada vez que se presta la oportunidad). Mi meta era lograr el maratón número 10, a 10 años del primero, en la ciudad en donde esta locura empezó.
Comencé a correr sin mucha noción del pace al que iba, entre que con 42,000 corredores a tu alrededor y unos rascacielos de película de King Kong el GPS no estaba del todo bien y la realidad es que por primera vez no traía un pace al que debía correr. Lluvia, porras, geles, agua, fotógrafos a los que les enseñaba mis 10 dedos de las manos por que loca enferma de emoción de correr el decimo, high fives a todos lo que podía; así fueron transcurriendo los kilómetros con una sonrisa en la cara.
En el kilometro 25 quise ver como iba y mi reloj me decía que iba en el kilometro 21. Medio me empecé a poner de mal humor por que maldito Apple Watch ya me había jugado chueco durante el entrenamiento, pero a los minutos ya se me había pasado por que dije: si ni te importa el tiempo, ¿para que te enojas? PERFECCIÓN. Siguieron pasando los kilómetros y cuando menos me di cuenta ya estaba en el 40. ¿la pared? Nunca llegó. PERFECCIÓN.
Cruce la meta extasiada, feliz, había disfrutado todo el tiempo. PERFECCIÓN.
Poco después de cruzar la meta saco el celular, quito el airplane mode (para que no se acabe la batería por la música… tip) y empiezo a ver muchos mensajes entrando de chats de amigas y de mi familia que me estuvieron siguiendo durante la carrera. Entre los que logre leer mientras se bajaban leía: ¡BAJÓ DE CUATRO HORAS! ¡HIZO SU PR!. Cuando me meto a ver los chats y veo que efectivamente había bajado de las 4 horas en mi maratón numero 10 sin haberlo planeado empecé a llorar. Ya era una maratonista Sub-4. PERFECCIÓN.
Chicago 2018 me deja 10 aprendizajes:
1. Las cosas llegan cuando menos te lo esperas y más lo necesitas. Como leí en alguna ocasión: “de pronto, y sin que sepas muy bien como, el universo entero parece hilar sus dedos artesanos para traerte cosas buenas, aquello que esperabas, aquello que sin duda mereces y que tu propia esperanza había dado por perdida. Algunos lo llaman suerte, otros designios, unos pocos hablan de ley de atracción, pero en realidad… ¿Quién puede negarte que tu esfuerzo, dedicación y voluntad haya tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que esperabas?”
2. Aprende a priorizar. Este año no era el año de darle prioridad a mi hobby. Este año es un año de disfrutar a mi familia, a mis amigas y aprender de los cambios en el trabajo.
3. Dejar fluir en lugar de controlar. Cuando hay cosas que no puedas controlar, inhala/exhala y déjalo ir. Tu cerebro es un hijo de la fregada, por no decir otra cosa. El auto-sabotaje es más normal de lo que creemos, pero así como entrenamos a nuestras piernas y cuerpos para llegar al maratón también tenemos que entrenar a nuestro cerebro.
4. Nunca dejes que lo que te gusta hacer se vuelva algo tedioso y una carga. Mantenlo siempre así, como algo que te gusta hacer y disfrútalo cada momento.
5. No hay nada como la salud. Este maratón fue dedicado a eso, a la salud.
6. Estoy rodeada de la mejor gente. Gente que se alegra de mis triunfos y gente que se alegra de mi felicidad. No cualquiera hace un stop en su día para desde temprano para estar viendo como voy en el maratón o te manda una nota de felicidades. Sigo llorando de ver y escuchar todos los mensajes que mandaban mientras corría y terminando. Nunca subestimes el poder de una palabra de aliento, ojalá que puedan rodearse de gente por lo menos la mitad de cool que la mía. ¡GRACIAS!
7. Disfruta de tu “alone time”. Este año por alguna extraña razón entrené sola la mayoría de mis long runs. Fueron horas, horas y horas de organizar mis ideas, de arreglar el mundo, escuchar buena música o solamente no pensar. Son momentos de auto-conocerte, escuchar tu cuerpo. Como diría el buen Depeche Mode: Enjoy the silence.
8. Aprende a ser paciente. Si desde la primera vez que me puse como objetivo lograr un Sub 4 y no lo logré hubiera tirado la toalla, ahorita no llevaría 10 maratones. Patience pays off.
9. No desearas el tiempo de tu prójimo. Cada persona es diferente. Cada cuerpo es diferente. Cada situación es diferente. ¡Nunca te compares con otras personas! Yo envidio a las personas que pueden estar 3 horas entrenando y llegan a su oficina a las 10 de la mañana y salen a las 6. Pero no es mi caso y a mi me encanta mi trabajo y no puedo dedicarle más de 1 hora de mi día al ejercicio. Nunca voy a poder competir con las personas que pueden dedicarle tanto tiempo al entrenamiento y mejor me dedico a lo mío , y festejo los triunfos de todos.
10. La vida no es esperar a que la tormenta pase, ni es abrir el paraguas para que todo resbale…. La vida es aprender a bailar bajo la lluvia ¡LITERAL! Después de 4 maratones con lluvia no queda más que disfrutar.
Besos
Paola Cuellar
Imagen destacada vía: Women’s Health
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